lunes, 22 de febrero de 2010

Vejez

Una mañana despiertas
y descubres que estás viejo
que te cuesta caminar
que es mas grande el silencio.

Que te cuesta alcanzar
aquellos zapatos viejos
nadie te puede ayudar
no pueden perder el tiempo.

La camisa da trabajo
te cuesta tapar el cuerpo
y tus manos arrugadas
hacen el trabajo lento.
No importa ya nadie espera
que les lleves el sustento.

Te miras en el espejo
como si fuera por dentro
y los surcos de tu cara
te traen viejos recuerdos.

Recuerdo que añorarás
de quienes partieron lejos.
Las piernas ya no te llevan
te cuesta mucho avanzar
alcanzar aquella silla
para poderte sentar.

Con la mirada perdida
cansada de ver sin mirar
es que nada te sorprende
todo lo has vivido ya.

Ya no sabes más que dar
tu sabiduría intacta
todos quieren explorar
pero tus solo contestas
Lo que van a preguntar.

El canto de las gaviotas
te vienen a despertar
te has quedado dormido
no sabes bien dónde estás.

Las horas pasan muy lentas
ya no quieres vivir más.
Alzas los brazos al cielo
pidiendo, mamá venime a buscar.

María Eva Flores
Trenque Lauquen, 2009

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